“El fraude financiero, con un giro de terceros, lidera las reclamaciones cibernéticas”

“El fraude financiero, con un giro de terceros, lidera las reclamaciones cibernéticas”

Ransomware y fraude financiero: el impacto creciente de las brechas en terceros

En el panorama actual de ciberseguridad, dos amenazas destacan por su frecuencia y severidad: los ataques de ransomware y el fraude financiero. Aunque el ransomware sigue siendo el más destructivo en términos de impacto operativo, el fraude financiero genera un volumen significativamente mayor de reclamos. Ambos fenómenos comparten un denominador común: su vinculación con brechas de seguridad en proveedores externos o terceros.

Ransomware: el ataque más disruptivo

El ransomware continúa siendo una de las amenazas más dañinas para organizaciones de todos los sectores. Estos ataques, que cifran los sistemas y exigen un rescate para su liberación, pueden paralizar operaciones críticas durante días o semanas. Técnicamente, los actores maliciosos han refinado sus métodos:

  • Uso de técnicas de doble extorsión (cifrado + filtración de datos)
  • Explotación de vulnerabilidades en servicios RDP expuestos
  • Aprovechamiento de fallos en soluciones VPN
  • Infección a través de cadenas de suministro de software

Según datos recientes, el costo promedio de recuperación de un ataque de ransomware supera los $1.85 millones, sin incluir posibles multas regulatorias o pérdida de reputación.

Fraude financiero: alto volumen de reclamos

Mientras que el ransomware causa interrupciones graves, el fraude financiero genera un mayor número de incidentes reportados. Este tipo de ataques incluye:

  • Transferencias fraudulentas mediante BEC (Business Email Compromise)
  • Robo de credenciales bancarias a través de phishing
  • Manipulación de procesos de pago automatizados
  • Apropiación de cuentas mediante ingeniería social

Los defraudadores frecuentemente aprovechan brechas en sistemas de terceros – como procesadores de pagos o plataformas contables – para acceder a información financiera crítica. A diferencia del ransomware, estos ataques suelen ser más silenciosos y pueden pasar desapercibidos durante meses.

El factor común: vulnerabilidades en terceros

Ambas amenazas comparten una característica preocupante: la explotación de vulnerabilidades en la cadena de suministro digital. Los atacantes identifican proveedores con controles de seguridad débiles como puerta de entrada a organizaciones más grandes. Técnicas comunes incluyen:

  • Ataques a APIs mal configuradas en sistemas de integración
  • Explotación de credenciales privilegiadas compartidas con proveedores
  • Compromiso de actualizaciones de software legítimas

Este patrón subraya la necesidad de implementar controles técnicos robustos para la gestión de accesos de terceros, como:

  • Autenticación multifactor estricta para todos los accesos externos
  • Segmentación de red para limitar el movimiento lateral
  • Monitoreo continuo de actividades privilegiadas
  • Evaluaciones periódicas de seguridad de proveedores

Implicaciones prácticas y recomendaciones

Para mitigar estos riesgos, las organizaciones deben adoptar un enfoque técnico proactivo:

  • Implementar soluciones EDR/XDR para detección temprana
  • Automatizar la gestión de vulnerabilidades en toda la cadena de suministro
  • Establecer protocolos Zero Trust para accesos de terceros
  • Realizar simulaciones regulares de respuesta a incidentes

La convergencia entre ransomware y fraude financiero, potenciada por las brechas en terceros, representa uno de los desafíos más complejos en ciberseguridad actual. Solo mediante una combinación de controles técnicos avanzados y gestión rigurosa de proveedores podrán las organizaciones reducir significativamente su exposición a estas amenazas.

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